miércoles, 1 de octubre de 2008

El del ambiguo.

No es original, pero no se da cuenta. Él también quiere ser lo que no es. Siente que su cuerpo hace lo que debe pero que su cabeza va por otro carril totalmente distinto y paralelo.
Abogado que desea ser músico. Esposo que ambiciona vivir solo. Padre que sólo quiere educar a un perro. Hijo que envidia a los huérfanos. Dueño de una mansión que se identifica con los cartoneros. Infinidad de amigos a quienes escucha y que lo aburren. Siempre queriendo estar en otro lugar. Sólo la fantasía del suicidio en la soledad del baño y la masturbación le da placer. Nadie se da cuenta de nada. Maestro de la simulación.
Cuarenta años. El mundo se le está volviendo levemente insostenible.
Harto de sufrirse, busca con desesperación y avidez una grieta por donde sacar a pasear sus hambres viejas. Y tal vez poder conciliar.
Empieza por probar el cigarrillo, a pesar de las quejas de su madre y su mujer. A los dos meses ya fuma un paquete diario.
“Para las cosas importantes, se usan los pasillos”, escucha en Tribunales. Comprueba sin prejuicios ni pasiones que es verdad. Tiene cada vez más casos, más importantes, más dinero. Hasta aparece en un par de revistas.
Las mujeres que siempre han estado a su alrededor se corporizan. Prueba con una. Mentir le sale bien. Se fuma el primer porro con la tercera amante, la hija de un amigo.
Algunas personas se enteran de sus aventuras y, como las celebran, siente que está cerca del ideal. Humilla puertas adentro a su mujer, desprecia en silencio a las demás, maltrata con inteligencia a los empleados. Todo sin abandonar jamás la sonrisa perversamente seductora. Nada le alcanza. Quiere llegar al máximo. Quiere superar el exceso del exceso. Quiere producirle pesadillas a los demonios y que éstos se lo agradezcan.
Se felicita por ser ese uno en un millón; único, perfecto, soberbio. Hasta el momento en que el equilibrio que encontró ya no lo satisface.
Las palmadas en la espalda lo cansan. Las mujeres lo agobian. El cigarrillo le da asco.
Otra vez la soledad del baño.
Vuelve, tal vez más sabio, aunque todavía tiene en la boca el mismo sabor amargo que dejan los sueños incoherentes. La mujer, sin reclamos, lo acepta. Lo mira y sonríe sin estridencias. Guardando el silencio que ha sostenido durante quince años.
Al principio no lo nota. Cree que todo está igual que antes. Son pequeños y casi imperceptibles cambios. Hoy, el maquillaje; mañana, la ropa; pasado, la música que escucha. Y el silencio que sigue, aunque ahora la ausencia de palabras diga tanto. Reconoce en sus ojos lo que hace tiempo tantas veces ha visto de sí mismo en el espejo. Ella no quiere admitirlo.
Él sabe que algún día se atreverá.
Acepta las reglas del juego que provocó.
Espera con ansiedad el momento en que se decida.
Desea que también vuelva, para poder empezar de nuevo.
Lo aterra la idea de que no quiera.

10 comentarios:

Juli dijo...

Genial, Adriana. Me había gustado el adelanto, me encantó el cuento completo.
Permitime, rescato algunas de las frases que me encantaron:
"Siempre queriendo estar en otro lugar."
"El mundo se le está volviendo levemente insostenible."
"Harto de sufrirse, busca con desesperación y avidez una grieta por donde sacar a pasear sus hambres viejas."
"Comprueba sin prejuicios ni pasiones que es verdad."

y podría seguir...
Como siempre, un placer leerte.
Un beso!

carmela dijo...

¡Me encantó! Y me dejó pensando la acertada frase: “Para las cosas importantes, se usan los pasillos”; por otro lado me dan ganas de una versión de la mujer. No se porqué , pero mientra lo leía no podía dejar de pensar cómo vivía todo esto su mujer.

saludos, te espero por mi blog

Víctor Hugo dijo...

uf!... hasta que la mujer no se decide y rompe con todo ... el hombre permanece ahí esperando que algo ocurra...
suele suceder

un abrazo
Víctor Hugo

Signaturio dijo...

Podemos ver que el hombre se entrega a la aventura con marcada inocencia. En cambio, la mujer lo hace a modo de venganza.

Adriana Menendez dijo...

gracias, JULI, como siempre un placer para mí que pases por acá. beso grande.


tenés razón, CARMELA, lo que pasa a la mujer será parte seguramente de una segunda vuelta. me parece que es interesante ese personaje. no dejé comentario pero ya anduve por tu blog. nos seguimos leyendo. beso.


VICTOR HUGO: no nos olvidemos que él no estuvo siempre esperando, ¿a vos te parece que es así? ¿que el hombre por lo general espera a ver qué va a hacer la mujer? saludos.


SIGNATURIO: ¿inocencia? mmmm no estoy tan segura

El inconsistente dijo...

Me gustó. Te lo dije varias veces. Tu pluma me gusta

Yo estoy llegando a esa edad, de alguna manera me identifico con el personaje.

Yo también estoy harto de todo...

Marce D´Onofrio dijo...

¡Qué bien! Tal vez es muy apresurado analizar este cuento, o más bien, comentar sobre él. Es muy, muy bueno. El final es muy complejo, porque es como el título. Tal vez haya en este cuento no sólo un personaje ambiguo, si no también un final así. Es bastante inquietante.
Uno se da cuenta de que algo es bueno cuando hay ciertas reglas de prosa correcta, de dinámica en el relato, de aciertos, y en este cuento todas esas cosas están; pero también uno puede advertir que algo es bueno cuando le queda picando en la cabeza. Este cuento queda, sí o sí, picando en la cabeza.

Un beso muy grande.

Yahuan dijo...

hola, resulta agonizante e nsultante no ser uno mismo, pero, ¿quién se comporta con sinceridad hacia su corazón los 60 segundos de los 60 minutos de las 24 horas de un día? NADIE. Resulta imposible, sobretodo cuando empiezas a descubrir que no sabes lo que eres ni quien eres.

Un saludo grandioso, sí, grandioso.

Mil veces debo dijo...

Adriana: lei cada palabra como si la hubiera escrito yo. Sólo cambiaría que ni a un perro sería capaz de soportar.
Mil cariños

Adriana Menendez dijo...

My dear INCONSISTENT: zenkiu por tus palabras, y no te preocupes yo ya pasé esa edad y esa etapa, y como todas pasa, juro que pasa... eso sí, cuando ya te cansaste de estar harto viene la parte en que empiezas lentamente a fantasear con hacerte amigo de barreda. beso.


MARCE: a riesgo de ser comparada con corín tellado te digo: tus palabras siempre me llenan el corazón. es muy conmovedor que exista alguien que siempre diga lo que una quiere escuchar sobre lo que humildemente escribe, y no me refiero sólo a la parte de los elogios sino también a cómo lo entendés. beso con abrazo muy grandes.


YAHUAN: totalmente de acuerdo, nadie. me encantó lo de "saludo grandioso", gracias.


MILVECES: ¿y un gato? por lo general son bastante independientes y joden poco. te mando un beso grande y mil gracias.