¿Te sirvo más vino? Dale, terminate ese que abro otra botella. Hay que festejar. Me encontraste al Cachilo. Vos sabés que ya se había ido otras veces atrás de alguna perra. Pero nunca había estado de joda tanto tiempo. No sabés cuánto te agradezco.
¿Así que estaba en el baldío de la otra cuadra? Qué raro, yo lo busqué por ahí. Aparte el tonto sabe volver; bah, a lo mejor las mujeres lo dejaron mal, ja, ja. Se ve que vos le inspiraste confianza, porque el Cachilo no sigue a cualquiera. Y eso que vos hace poquito que vivías en la pensión. Pero ya te lo ganaste, así es la vida.
¿Y qué hacés vos?... Ah… ¿Está dura la yeca, no? Se debe vender poco, la gente no tiene un mango. … ¿Yo? Y… me las rebusco. Tengo mis changuitas. Lo que pasa es que lo que hago es difícil de explicar. Es extraño…
Una vez, aburrido, me puse a buscar oficios raros en las páginas amarillas. Hay muchos, pero ninguno como el mío. El de “desabollista a domicilio” se le acercó bastante. Me acuerdo que si te habían chocado el auto iban a tu casa y te lo dejaban como nuevo. Nunca se me hubiera ocurrido. Igual no me llega ni a los tobillos. La verdad es que yo no hablo de estas cosas con nadie. Tengo que tener cuidado. Pero vos me das confianza. Tenés cara de bueno. A lo mejor te cuento algo.
Pará que abro otra botella. La verdad, no tendría que tomar. Enseguida empiezo a hablar boludeces. Pero total hoy no tengo que trabajar, así que…
Bueno, como te decía, lo que yo hago es extraño. Soy “especialista en limpiar lugares donde se ha cometido un crimen”. Ja, a ver quién me gana. Tengo pocos clientes, pero buenos. Lo más importante es que pagan bien.
Nadie hace el laburo como yo. Los pibes que mandan a hacer el trabajo sucio están re tranquilos conmigo. Saben que después voy yo y aquí no ha pasado nada. Nunca dejé ni una manchita, ni un pelito. Les cuido bien las espaldas. Porque si llega a haber algún quilombo, los que pagan los platos rotos son siempre los perejiles. Los pescados grandes zafan siempre, viste cómo es.
Igual ahora voy a ver si me jubilo. Junté unos manguitos y por ahí me voy a algún pueblito de la provincia. Me lo llevo al Cachilo y listo. Además me parece que me llegó la hora... No, en serio, pibe. No es sólo por lo viejo. Me mandé una cagada y me parece que me la quieren cobrar. No sé por dónde pero, si no me apuro, me la van a dar... ¿En serio querés que te cuente? ¿Te interesa? Bueno, no me va a venir mal descargarme un poco.
Hace poco tuve un problemita, menor, no importa qué. La cuestión es que, por las dudas, tuve que poner unos billetes. Un contacto que tengo me arregló todo con el juez. A mí no me gusta transar, porque no me gusta deberle nada a nadie, pero no me quedó otra. El tema es que después tenés que pagar. ¿Vos podés creer que tuve tanta mala suerte que este juez que me arregló todo había sido mi jefe? Es ese que ahora quiere ser diputado, ¿lo ubicás?
De pibe, yo le hacía los trabajitos sucios. Pero en esa época no había un Spotta, nos teníamos que arreglar solitos. Vivíamos con el Jesús en la boca. Yo por suerte siempre fui muy prolijo. Pero una noche que estaba enfermo no pude ir y lo mandé a Barreiro, un hermano para mí. No sabés cómo lo quería. El muy chambón dejó huellas por todos lados. Encima el tipo que se había cargado era regrosso. Obvio que el jefe figuraba en la agenda del chabón y lo llamaron a declarar. Cuando dijo que no conocía a Barreiro, me quise morir. Falluto de mierda. Hay códigos que hay que respetar, ¿no te parece, nene? La cuestión que al pobre Barreiro lo mandaron en naca. Yo lo fui a ver un par de veces antes del juicio, la verdad estaba bastante tranquilo. Le agarró un paro cardíaco un día antes de declarar, mirá qué justo. Ahí me di cuenta que los padrinos existen en las películas nada más. O serán yankis. Porque lo que es acá.
Así que ahí nomás me cambié el nombre, y me puse a hacer esto otro. Dale, tomate otro vaso que no hace nada. Es un vino bueno, no se te sube a la cabeza.
Y bue, favor con favor se paga, decía el abuelo cuando le arreglaba una canilla a alguna vecina y no le quería cobrar. Mirá las vueltas que tiene la vida. Me lo vengo a encontrar después de tantos años, debiéndole una. Cuando me pidió que le hiciera un laburo no me pude negar. No va el diablo a meter la cola y justo me vengo a olvidar una carpeta que los pibes habían llevado para apretar al objetivo. No me di cuenta de mirar abajo del auto. Te juro que se me pasó, fue sin querer. Pero el tipo no me cree. Se piensa que lo hice a propósito por lo de Barreiro.
Igual va a zafar. Salió en los diarios pero acá mañana hay una inundación o un partido de fútbol y se olvida todo. Pero a mí no me la van a perdonar. Por eso me tengo que ir, ¿entendés?
Dale, che, terminate el vino. Total qué tenés que hacer… Al final, hablé todo yo, te dije que no tenía que tomar tanto. Che, ¿y lo que sacás en la calle te alcanza?... Ah, vos también tenés otra changuita. ¿Y qué es?... ¡No te puedo creer! Somos casi colegas, ¿por qué no me dijiste antes? No te querías deschavar, ¿no? Pero si yo te estaba contando la vida, nene. Además, entre bomberos no nos vamos a pisar la manguera. Lástima que me esté por retirar, si no me gustaría cuidarte. Conmigo no tendrías ningún problema. Igual si alguna vez te pasa algo, me avisás. Mirá que yo tengo muchos contactos.
¿En serio no querés más vino? ¡Dejate de joder, qué laburar ni ocho cuartos! Si a esta hora no vas a vender nada... Ah, bue, entonces mejor no me cuentes. Andá y hacé lo que tengas que hacer. Eso sí, cuidate, pibe.
Pará que te abro la puerta… No, si no es ninguna molestia, por favor, con la compañía que me hiciste. Puta, parece que tomé mucho, apenas me palmeaste el hombre me caí otra vez en la silla. Che, ¿otra vez? ¿Me estás empujando, vos nene?
No, no, guardá el chumbo, acá en casa no me gusta joder con eso. Mirá si se te escapa un tiro el cagazo que se pegan los otros. Ah, tenés silenciador. Igual guardala. Pero, ¿qué hacés, che? Apuntá para otro lado… Entonces… No me vas a decir que lo del Cachilo no fue casualidad. ¡Cómo no me avivé antes, la puta madre carajo! Te dije que me estaba poniendo viejo.
¿Así que estaba en el baldío de la otra cuadra? Qué raro, yo lo busqué por ahí. Aparte el tonto sabe volver; bah, a lo mejor las mujeres lo dejaron mal, ja, ja. Se ve que vos le inspiraste confianza, porque el Cachilo no sigue a cualquiera. Y eso que vos hace poquito que vivías en la pensión. Pero ya te lo ganaste, así es la vida.
¿Y qué hacés vos?... Ah… ¿Está dura la yeca, no? Se debe vender poco, la gente no tiene un mango. … ¿Yo? Y… me las rebusco. Tengo mis changuitas. Lo que pasa es que lo que hago es difícil de explicar. Es extraño…
Una vez, aburrido, me puse a buscar oficios raros en las páginas amarillas. Hay muchos, pero ninguno como el mío. El de “desabollista a domicilio” se le acercó bastante. Me acuerdo que si te habían chocado el auto iban a tu casa y te lo dejaban como nuevo. Nunca se me hubiera ocurrido. Igual no me llega ni a los tobillos. La verdad es que yo no hablo de estas cosas con nadie. Tengo que tener cuidado. Pero vos me das confianza. Tenés cara de bueno. A lo mejor te cuento algo.
Pará que abro otra botella. La verdad, no tendría que tomar. Enseguida empiezo a hablar boludeces. Pero total hoy no tengo que trabajar, así que…
Bueno, como te decía, lo que yo hago es extraño. Soy “especialista en limpiar lugares donde se ha cometido un crimen”. Ja, a ver quién me gana. Tengo pocos clientes, pero buenos. Lo más importante es que pagan bien.
Nadie hace el laburo como yo. Los pibes que mandan a hacer el trabajo sucio están re tranquilos conmigo. Saben que después voy yo y aquí no ha pasado nada. Nunca dejé ni una manchita, ni un pelito. Les cuido bien las espaldas. Porque si llega a haber algún quilombo, los que pagan los platos rotos son siempre los perejiles. Los pescados grandes zafan siempre, viste cómo es.
Igual ahora voy a ver si me jubilo. Junté unos manguitos y por ahí me voy a algún pueblito de la provincia. Me lo llevo al Cachilo y listo. Además me parece que me llegó la hora... No, en serio, pibe. No es sólo por lo viejo. Me mandé una cagada y me parece que me la quieren cobrar. No sé por dónde pero, si no me apuro, me la van a dar... ¿En serio querés que te cuente? ¿Te interesa? Bueno, no me va a venir mal descargarme un poco.
Hace poco tuve un problemita, menor, no importa qué. La cuestión es que, por las dudas, tuve que poner unos billetes. Un contacto que tengo me arregló todo con el juez. A mí no me gusta transar, porque no me gusta deberle nada a nadie, pero no me quedó otra. El tema es que después tenés que pagar. ¿Vos podés creer que tuve tanta mala suerte que este juez que me arregló todo había sido mi jefe? Es ese que ahora quiere ser diputado, ¿lo ubicás?
De pibe, yo le hacía los trabajitos sucios. Pero en esa época no había un Spotta, nos teníamos que arreglar solitos. Vivíamos con el Jesús en la boca. Yo por suerte siempre fui muy prolijo. Pero una noche que estaba enfermo no pude ir y lo mandé a Barreiro, un hermano para mí. No sabés cómo lo quería. El muy chambón dejó huellas por todos lados. Encima el tipo que se había cargado era regrosso. Obvio que el jefe figuraba en la agenda del chabón y lo llamaron a declarar. Cuando dijo que no conocía a Barreiro, me quise morir. Falluto de mierda. Hay códigos que hay que respetar, ¿no te parece, nene? La cuestión que al pobre Barreiro lo mandaron en naca. Yo lo fui a ver un par de veces antes del juicio, la verdad estaba bastante tranquilo. Le agarró un paro cardíaco un día antes de declarar, mirá qué justo. Ahí me di cuenta que los padrinos existen en las películas nada más. O serán yankis. Porque lo que es acá.
Así que ahí nomás me cambié el nombre, y me puse a hacer esto otro. Dale, tomate otro vaso que no hace nada. Es un vino bueno, no se te sube a la cabeza.
Y bue, favor con favor se paga, decía el abuelo cuando le arreglaba una canilla a alguna vecina y no le quería cobrar. Mirá las vueltas que tiene la vida. Me lo vengo a encontrar después de tantos años, debiéndole una. Cuando me pidió que le hiciera un laburo no me pude negar. No va el diablo a meter la cola y justo me vengo a olvidar una carpeta que los pibes habían llevado para apretar al objetivo. No me di cuenta de mirar abajo del auto. Te juro que se me pasó, fue sin querer. Pero el tipo no me cree. Se piensa que lo hice a propósito por lo de Barreiro.
Igual va a zafar. Salió en los diarios pero acá mañana hay una inundación o un partido de fútbol y se olvida todo. Pero a mí no me la van a perdonar. Por eso me tengo que ir, ¿entendés?
Dale, che, terminate el vino. Total qué tenés que hacer… Al final, hablé todo yo, te dije que no tenía que tomar tanto. Che, ¿y lo que sacás en la calle te alcanza?... Ah, vos también tenés otra changuita. ¿Y qué es?... ¡No te puedo creer! Somos casi colegas, ¿por qué no me dijiste antes? No te querías deschavar, ¿no? Pero si yo te estaba contando la vida, nene. Además, entre bomberos no nos vamos a pisar la manguera. Lástima que me esté por retirar, si no me gustaría cuidarte. Conmigo no tendrías ningún problema. Igual si alguna vez te pasa algo, me avisás. Mirá que yo tengo muchos contactos.
¿En serio no querés más vino? ¡Dejate de joder, qué laburar ni ocho cuartos! Si a esta hora no vas a vender nada... Ah, bue, entonces mejor no me cuentes. Andá y hacé lo que tengas que hacer. Eso sí, cuidate, pibe.
Pará que te abro la puerta… No, si no es ninguna molestia, por favor, con la compañía que me hiciste. Puta, parece que tomé mucho, apenas me palmeaste el hombre me caí otra vez en la silla. Che, ¿otra vez? ¿Me estás empujando, vos nene?
No, no, guardá el chumbo, acá en casa no me gusta joder con eso. Mirá si se te escapa un tiro el cagazo que se pegan los otros. Ah, tenés silenciador. Igual guardala. Pero, ¿qué hacés, che? Apuntá para otro lado… Entonces… No me vas a decir que lo del Cachilo no fue casualidad. ¡Cómo no me avivé antes, la puta madre carajo! Te dije que me estaba poniendo viejo.