jueves, 10 de julio de 2008

Juli, yo.

A Fernando y su poema

Hablo mal, hablo muy mal. No es que no tenga ideas brillantes ni que no sepa expresarlas: sé escribirlas y soy un buen periodista. Pero oralmente las comunico de la manera más idiota. Hoy, mi hija, mientras la ayudaba a terminarse de preparar para ir al jardín, me preguntó:
-Pá, ¿qué es eso que me ponés en el delantal?
-La escarapela, Juli.
-¿Y para qué sirve?
-Para nada, bueno no, no es que no sirva para nada, es un símbolo… Juli, son las ocho de la mañana, mi amor.
Tiene cinco años, nunca se calla.
-¿Un símbolo de qué?
-De la patria. Hoy es 25 de mayo, hija; el cabildo, la lluvia, los paraguas y French y Berutti repartiendo escarapelas, ¿ves? Como esta que yo te estoy poniendo. No me mires así, vamos que se hace tarde.
-¿Y qué es la patria?
Decididamente, el día no parece empezar fácil.
Dos cuadras antes de llegar al jardín, en el semáforo, se acerca una señora con un bebé.
-No, no tengo – digo automáticamente y arranco.
-¿El qué no tenés, papi? – me llega la voz desde atrás.
-Plata.
-Sí que tenés, yo vi que te pusiste la billetera en el bolsillo.
-Bueno, Juli, es una forma de decir.
-¿De decir qué?
-Uy, mirá qué lindo el perro que va en ese auto.
-¿Por qué la señora no tenía escarapela?
-Porque es rumana.
-¿Y en rumana no hay escarapelas?
-Supongo que sí.
-¿Entonces?
-Entonces nada, Juli, no tenía porque no tenía y punto.
-Ah, porque seguro en rumana no hay patria, ¿no?
-No… sí, no sé, llegamos mi amor, sacate el cinturón… ¿cómo que no te lo habías puesto? ¿En todo tengo que estar? Bueno, un besito, saludos a la maestra y a Saavedra.
-¿A quién?
-A nadie, a nadie, chau, nos vemos a la tarde.
La miré entrar al jardín, le hice chau con la mano y con una sonrisa recta, de esas que no nos exigen levantar las comisuras. Subí otra vez al auto, un minuto después de que el policía me empezara a hacer la boleta por estar en doble fila.
-Ey, ey, recién paré, traje a la nena.
Sin mirarme, siguió escribiendo.
-¿No me escucha? Traje a la nena a la escuela. Recién se bajó, por eso estoy acá.
-Está en doble fila, señor.
-¿No lo podemos arreglar de otra manera?
-Como usted diga – me contestó con una sonrisa.
Llegué tarde a la oficina porque me crucé la primera manifestación del día. Antes de salir, había hojeado el diario y por eso pude esquivar la que era en contra de la privatización de los parques nacionales, pero me agarró la de los obreros de la fábrica Tequip. Una barbaridad lo que hicieron con esa gente. Pero la verdad se podrían dejar de joder a los demás y hacer el piquete en una plaza.
Una vez en la oficina, no me podía concentrar en el trabajo. El jefe me dijo que tenía que escribir una nota sobre los proyectos aprobados por el Senado el día anterior. Leí la lista. Habían declarado de interés nacional algunos temas: la preocupación por los efectos del SIDA en Zimbabwe, el espectáculo Mi Chaco es Chamamé y la participación del equipo nacional en el mundial de ovejerismo. También habían manifestado beneplácito por la actuación de un atleta jujeño en el campeonato mundial de mountain bike y por el logro de un montañista salteño.
Me senté ante la máquina, pero la única palabra que podía tipear era patria. Juli quería saber qué era. Le dije al jefe que no me sentía bien y que me asignara algo para hacer afuera. Me mandó a cubrir la Reunión de Empresarios No Alineados con el Tercer Mundo. Salí y me tomé un taxi.
-Pá’ dónde vamo’ dijo Adamo – me saludó el señor.
-Cangallo y Piedras.
-¿Le molesta la radio, don? ¿No? ¡Qué bueno! Yo siempre pregunto, ¿vio? Porque mejor aclaremo’ dijo Lemo’ y no demo’ lo que no tenemo’, ¡ja, ja!
Peor que Juli, yo no lo miraba ni de reojo.
-Y bué, este lo paso en colorado porque usté está apurado. Ya llegamo’ a la dirección, espero le haya gustado la función.
Le pagué y bajé. Obvié decirle que me había dado cuenta de que el relojito iba demasiado rápido. No tenía ganas de discutir. En la reunión, tomé unos apuntes y me fui a casa a escribir la nota. Llegó Juli.
-Hola, papi.
-Hola, mi amor.
Se puso a tomar la leche mientras miraba los dibujitos del Cartún Channel, ese del héroe de la capa azul con estrellas. No me decía nada, seguro estaba esperando que yo empezara la conversación. Me acerqué.
-Juli, ¿te acordás de lo que hablamos hoy a la mañana?
-No, ¿qué era?
-Nada, nada, hija; la patria, una palabra nomás.

No hay comentarios: